Limbo

25/02/2022

Categories: Escritos Tags: prosa

Entre dos espadas, frente a dos espejos, contra dos fantasmas. Todo lo que queda es un abismo en mi pecho. Todo lo que queda es la gruta en la que vivo.

Estelas de lodo cobrizo se mezclan con la sangre de mis pies. Me duele seguir, me duele volver.

Damocles duerme en su trono y la brisa es un verdugo sin culpa.

Se oye el paso del agua, el ruido ominoso del tiempo. La búsqueda se detiene, se derrama sobre sí misma. En mis manos las brújulas estallan. Suenan tambores de guerra. Estoy lejos de mi pasado, pero aún lo oigo. Estoy lejos de mi futuro, pero aún lo tanteo.

Toda esta carne, regada de sangre, nervios y órganos, pareciera habitar por sí sola el espacio que mi consciencia no logra ocupar. Toda esta piel, me destierra a una cárcel sin barrotes. Una libertad sombría que me empuja a liderar mis pasos. Debo apuntar mis flechas a esos corazones idiotas, verter mi sangre en su sangre, huir de este torrente desolado y singular.

Piel que pesa, que se descarna, que busca otros cuerpos, otros cauces donde ahogarse. Veo a Narciso masturbándose con su dolor, veo a la serpiente cósmica devorando su propio cuerpo, veo lo infinito totalmente impávido ante el caos que alberga en su vientre.

Dios ha huido, me encuentro abandonado. La soledad de esta penumbra es lo único que conozco. El resto sólo fueron destellos. Luces y destellos.

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